jueves, 31 de mayo de 2012

Las madres siempre saben donde está todo

Elver Gonzalez compartía su apartamento de soltero con una compañera de universidad llamada Virginia.
El día del amor y la amistad, Elver invita a su madre a cenar y a compartir con su compañera de apartamento.

Durante la velada la madre de Elver no apartaba su mirada de la hermosa Virginia, imaginando todo tipo de cosas de las que podrían estar pasando entre la atractiva y sugestiva chica, y su hijo.
Como si leyera la mente de la señora, Elver le dice:
—Madre, se lo que imaginas, pero te puedo jurar que entre Virginia y yo, no pasa nada, solo somos compañeros... eso es todo.
Unas semanas después, Virginia con un poco de timidez le comenta a su compañero:
—Elver, no se como decirtelo... pero lo cierto es que desde que estuvo tu mamá aquí, no encuentro mi secador de cabello...
Elver que conocía muy bien a su madre, no dudó que ella tuviese algo que ver con la desaparición del secador de su amiga, así que de inmediato le envió un correo electrónico que decía:
«Madre: No estoy sugiriendo que tu tomaste el secador de cabello de Virginia, pero tampoco estoy seguro de que no lo hicieras. El hecho es que el secador desapareció desde el día en que nos visitaste. Si sabes algo, por favor cuéntamelo. Te amo: Elver.»
Al día siguiente Elver encontró el mail de respuesta de su madre, el cual decía:
«Querido hijo: No estoy sugiriendo que te acuestes con Virginia, pero tampoco estoy segura de que no lo hagas. El hecho es que si ella se acostara en su propia cama, ya habría encontrado el secador que yo dejé debajo la almohada. Te amo: Mamá.

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