Elver Gonzalez compartía su apartamento de soltero con una compañera de
universidad llamada Virginia.
El día del amor y la amistad, Elver invita a su madre a cenar y a compartir
con su compañera de apartamento.
Durante la velada la madre de Elver no apartaba su mirada de la hermosa
Virginia, imaginando todo tipo de cosas de las que podrían estar pasando entre
la atractiva y sugestiva chica, y su hijo.
Como si leyera la mente de la señora, Elver le dice:
—Madre, se lo que
imaginas, pero te puedo jurar que entre Virginia y yo, no pasa nada, solo somos
compañeros... eso es todo.
Unas semanas después, Virginia con un poco de timidez le comenta a su
compañero:
—Elver, no se como
decirtelo... pero lo cierto es que desde que estuvo tu mamá aquí, no encuentro
mi secador de cabello...
Elver que conocía muy bien a su madre, no dudó que ella tuviese algo que ver
con la desaparición del secador de su amiga, así que de inmediato le envió un
correo electrónico que decía:
«Madre:
No estoy sugiriendo que tu tomaste el secador de cabello de Virginia, pero
tampoco estoy seguro de que no lo hicieras. El hecho es que el secador
desapareció desde el día en que nos visitaste. Si sabes algo, por
favor cuéntamelo. Te amo: Elver.»
Al día siguiente Elver encontró el mail de respuesta de su madre, el cual
decía:
«Querido
hijo: No estoy sugiriendo que te acuestes con Virginia, pero tampoco estoy
segura de que no lo hagas. El hecho es que si ella se acostara en su propia
cama, ya habría encontrado el secador que yo dejé debajo la almohada. Te amo:
Mamá.
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