miércoles, 13 de junio de 2012

El sacerdote y la secadora de pelo



Una Señora muy distinguida estaba en un avión viniendo de Suiza. Viendo que estaba sentada al lado de un padre simpático, le preguntó:
* Discúlpeme, padre, le puedo pedir un favor?
* Claro, hija, qué puedo hacer por ti?Es que yo compré un nuevo secador de cabello sofisticado, muy caro. Yo realmente sobrepasé los límites de la declaración y estoy preocupada con la Aduana. Será que Usted podría llevarlo debajo de su sotana?
Claro que puedo, hija, pero tú debes saber que yo no puedo mentir!
- Ah, Usted tiene un rostro tan honesto, Padre, que estoy segura que ellos no le harán ninguna pregunta.Y le dio el secador. El avión llegó a su destino.
Cuando el padre se presentó en la Aduana, le preguntaron:
-Padre, Usted tiene algo que declarar?
El padre prontamente respondió:
* Desde lo alto de mi cabeza hasta mi cintura, no tengo nada que declarar, hijo.
Encontrando la respuesta algo extraña, el fiscal de Aduana preguntó:
* Y de la cintura para abajo, qué es lo que Usted tiene?
* Yo tengo un equipo maravilloso, destinado al uso doméstico, en especial para las mujeres, pero que nunca ha sido usado.
Muerto de risa, el fiscal exclamó:
- Puede pasar, Padre!… El siguiente!…

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